10/02/2011

Performance en Barcelona.


Después del madrugón ( 7'15 de la mañana es un buen madrugón) y de cuatro horas de viaje con parada incluída, hemos llegado a Barcelona y caminando hemos llegado al hotel.
Yo tenía cierto "resquemor" respecto a qué hotel nos íbamos a encontrar por la experiencia vivida hace unos tres meses cuando estuvimos es esta ciudad para visitar la casa Batlló de Gaudí y el hotel, cuya habitación apenas medía 12 metros cuadrados y costaba 100 euros la noche, estaba situado entre unas callejuelas de las Ramblas, calles donde trabajaban las "mujeres de vida alegre" que no se a quién demonios se le ocurrió ese calificativo porque sus vidas no creo que sean para tirar cohetes.
Al bajar del autocar en la estación de Sants, Luis ha sugerido ir andando al hotel. Aún recuerdo sus palabras: "Está en el Paralelo. No está muy lejos de aquí" Yaaaaaa. Pues hemos tenido que caminar casi una hora. Por un momento se le olvidó que en esta ciudad, las distancias son muy grandes.
De todas formas ha merecido la pena caminar hasta el hotel porque...¡¡¡Vaya hotel!! Un tres estrellas. Resulta que el hotel estaba lleno, pero como teníamos reserva nos han tenido que dar...¡¡Una suite!!
No ha sido la suite nupcial porque no nos han visto cara de recién casados pero...¡¡qué pedazo de habitación!! Ahora sé cómo se sienten los ricos. Una cama de 1.80, un sofá-cama, cafetera, bar,tabla de planchar y por supuesto la plancha, secador de pelo en el baño y una gran terraza para nosotros solos, con suelo de madera y en el centro una mesa con sillas de mimbre por si queríamos salir a tomar algo. Y el precio de todo esto...100 euros. Lo mismo que nos costó la habitación de 12 metros cerca de las prostitutas.
Aunque estábamos muy a gusto entre tanto lujo, tuvimos que salir para comer y tomar un café, que ya eran las 2'30 de la tarde.
Para "bajar" la comida y como hacía muy buena temperatura, callejeamos un poco por las Ramblas y...cosas del destino, llegamos a la plaza donde estaba el antiguo hotel y allí seguían las trabajadoras del sexo.
Cerca de las 6 hemos llegado al nuestro, al de ahora, al lujoso y después de pegarnos una ducha, hemos descansado un poco.
Sobre las 8 y frescos y descansados, nos hemos reunido con el resto del grupo para cenar e ir al local dónde íbamos a realizar la performance.
El local era digno de ver. Desde la calle solo te encuentras una puerta cerrada. Es un garito privado que se mantiene con la cuota de unos 200 socios y se utiliza para permitir que todo aquel que tenga algo que decir y que no encuentre otro lugar para hacerlo, pueda expresarse con total libertad.
Llamamos a la puerta del garito y como no estaba el encargado, que era la persona que nos había invitado a actuar, no pudimos pasar. No dejaban pasar a cualquiera, pero no porque fuese un local para gente "selecta", no, no. Tanto al local como al público que allí había y que me imagino serían los propios socios, los calificaría de "alternativos".
Una hora más tarde regresamos, volvimos a llamar a la puerta, tuvimos que decir a qué íbamos y nos dejaron franquear esa puerta y otra segunda puerta después antes de llegar al interior del local. Pensé, "¡Por Dios, ni en los aeropuertos hay tantos controles!"
Ya en el interior, vimos una barra de bar, varias mesitas con sillas y una pequeña tarima a modo de escenario. Tras él, el servicio y una habitación donde nos cambiamos antes de salir a actuar.
El encargado de la programación cultural del local, fue el primero en subir al escenario para leer unas poesías, algunas escritas por él y una última de un poeta catalán.
Después de él salió una chica que hizo lo mismo, leer poesía.
Los terceros en actuar fueron dos chicos que sobre un sonido algo selvático de fondo, imitaban uno de ellos a un oso perezoso -y eso quiere decir que apenas se movía- y su acompañante imitaba a un armadillo o algo así y medio encorvado, lo único que movía era los dedos de una mano muy abierta, como imitando una garra...y así durante los casi 10 minutos que duró su actuación.
Detrás de ellos nos tocaba a nosotros, salimos los cinco vestidos de negro, con pasamontañas, algunos incluso con boina y otro con un pañuelo negro debajo del pasamontañas y guantes para que no se le viera ni los ojos, ni la boca, ni las manos. Parecía una sombra.
No subimos al escenario, nos colocamos cerca de las mesitas donde estaban los clientes. Al principio en silencio, intimidando al público.
En una de las manos llevábamos un pequeño transistor que encendimos al poco rato y en la otra, una linterna de luz negra que al acercarlas a los transistores producían interferencias. Sobre estos sonidos se escuchaba de vez en cuando unas frases que Pedro tenía grabadas en unos altavoces. Así, estuvimos durante 15 minutos.
Después de nosotros volvieron a leer poesía y una chica con un vestido corto y muy escotado subió al escenario, dijo que ella era un libro y con un pincel y pintura blanca muy aguada, escribió unas palabras sobre sus brazos desnudos, luego se acercó al público y les entregó el pincel para que también escribieran sobre ella palabras como "poema", "luz", "madre"...
Volvió a subirse al escenario, mojó sus dedos en un vaso de leche y se la extendió sobre sus brazos y piernas borrando las palabras.
Al abandonar el escenario, se derramó la leche por el cuerpo.
Después volvió a subir a actuar el que había imitado al oso perezoso y delante del micrófono leyó una poesía bastante inconformista que me gustó bastante. Después se pegó otros 6 minutos haciendo sonidos con la garganta, como si estuviera pronunciando palabras hacia dentro, fue interesante aunque si hubiera durado menos, hubiera sido mejor. Ya se sabe, lo bueno si breve...
Una pareja de dos hombres vestidos de negro y llevando sombrero fueron los siguientes en mostrarnos su trabajo. Subieron cargados con varias bolsas de las que sacaron muchos objetos que iban colocando en el escenario como si fueran a preparar su actuación. Yo esperé a que acabaran de colocarlo todo para hacerles unas fotos, pero lo que ocurrió fue que una vez que habían sacado todo, compartieron un botellín de agua, volvieron a meter todo en las bolsas y abandonaron el escenario, su performance había terminado y yo me quedé sin fotos.
Por último salió un francés alto y delgado, se sentó en una silla, se quitó un zapato y vimos que en el calcetín llevaba un agujero. Se lo quitó, sacó del bolsillo una aguja con hilo y un huevo duro. Lo metió en el calcetín y cosió el roto. Cuando terminó, sacó el huevo, lo peló y se lo comió. Se levantó y mirando al camarero le dijo:" Una cerveza". Eso era el fin de su actuación.
En ese momento se dió por concluída la sesión de poesía y performances. El público se lo pasó muy bien y nos agradeció la actuación ya que éramos los invitados.
Nos encontrábamos muy bien allí, el trato que se nos dispensó fue muy agradable aunque a esas horas ya teníamos ganas de salir a la calle porque hacía mucha calor. Era un local cerrado, no había ventilación y la mayoría del público estaba fumando y no era tabaco precisamente. Todo era muy libre allí.
Pensé que estaba muy bien que hubiera un local de esas características para que gente que se siente poeta o actor, pueda compartir con los demás todo lo que lleva dentro y también pensé que me encantaría que hubiera un lugar así en Zaragoza.
En el exterior agradecimos el aire de la calle y nos sentamos en una terraza para tomar algo y cambiar impresiones de lo que habíamos hecho y visto y sobre la una de la madrugada...al hotel, al bonito, al lujoso...
La mañana del día siguiente disfrutamos visitando varias galerías de arte y después cogimos el metro y nos fuimos a pasear por el Parque Güell bajo un sol expléndido.
Comida en un restaurante del barrio Gótico, café en una terraza frente a la iglesia de Ntra, Sra. del Mar y paseo por todas esas callejuelas estrechas llenas de tiendas. ¡Me encanta esa zona!...y más aún si encuentro algo que comprarme como ha ocurrido esta vez.
A las 8'15 de la tarde ya estábamos en la estación de Sants. A las 9 salíamos en el AVE y a las 11 cenando en mi casa.
Fín de semana diferente. 36 horas intensas que recordaré cada vez que vea las fotos y el vídeo.
Todavía nos queda el domingo para desconectar y volver a la realidad.

Fotos aquí.