7/11/2011

Érase una vez,



"Érase una vez una niña llamada Caperucita Roja que vivía con su mamá. Su abuelita vivía en el interior del bosque y cada día...
Si lo que recordais del cuento se asemeja a esto, os llevareis una verdadera sorpresa si visitais la exposición "Nel cestino di Cappuccetto Rosso" que sólo hasta el próximo viernes estará en el interior de la antigua fábrica de chocolates Zorraquino sita en la calle Lourdes 5-7.
El pasado viernes cuando se inaguró, la fábrica se llenó de un público deseoso de ver la particular visión de este cuento a través de las obras de varios artistas.
Cuando llegué en compañía de una amiga, me sorprendí del poder de convocatoria de l@s organizadores porque el local estaba lleno.
Las obras eran muy variadas. Había tres grandes piezas que colgaban del techo. Había diapositivas, cuadros, esculturas, dibujos, fotografías, muñecas, instalaciones, un maniquí de rojo, una mesa cubierta de hojas secas (el bosque) y sobre ellas un libro forrado con fieltro rojo (Caperucita), otro forrado de bata del Pirineo (la abuelita) y otro forrado de pelo (el lobo)...
Había un podio alto pintado de rojo y si te subes a él puedes encontrar un curioso e interesante libro con dibujos donde el autor de la obra nos enseña su personal Caperucita.
Entre tanto homenaje a la protagonista del cuento, encontramos una pequeña escultura de madera que nos muestra a un inquietante lobo.
Otros artistas también nos dejan su visión del cuento a través de obras audiovisuales y lo hacen mostrando varios vídeos. Seis son los artistas que han elegido esta forma artística de expresión.
Durante la inaguración se realizaron varias performances no dando relax al público que allí había.
La nota curiosa de esta exposición la puso la petición que se hizo a la gente que iba a acudir para que llevara algún alimento con la única condición de que fueran rojos.
Sobre un par de mesas se fueron colocando dichos alimentos: Pan con sobrasada, chorizo frito, chorizo sin freir, queso de bola, pimiento rojo, tomatitos, cebolletas rojas, manzanas, sandía, cerezas...muchas cerezas, bombones cuyo envoltorio era rojo, gazpacho, zumo de tomate, Bloody Mary...y también chuches rojas en varios recipientes.
Al poco rato de estar allí y entre otras cosas debido a la gran cantidad de personas que acudieron al evento, la temperatura fué subiendo y de vez en cuando se hacía necesario salir a la calle a recuperar la respiración.
En la calle tampoco se estaba sola, porque a los que estábamos allí porque necesitábamos respirar aire fresco, se unieron los que necesitaban fumar.
Hubo momentos en los que había tanta gente en el exterior, que los vecinos debieron pensar que el botellón de la zona de Moncasi, se había trasladado allí.
Acudí allí no solo para poder disfrutar de las obras y del ambiente general de la fábrica, también para poder volver a ver a amigos a los que me suelo encontrar en estos actos y la razón principal era porque me sentía parte de ella ya que yo aparecía en uno de los vídeos de la exposición.
El vídeo nos muestra a falta de una, a tres caperucitas rodeando al lobo, castigándole...bueno, es mejor que lo veáis.
Estoy contenta de haber participado pero a la vez tengo que decir que me cuesta y mucho verme en el vídeo y si hay alguien más viéndolo, más difícil me resulta, pero a pesar de los nervios durante la grabación y su posterior visión ha merecido la pena.
En el anterior artículo de este blog dije que mas adelante incluiría unos minutos del vídeo, pero no va a ser así, esos minutos los incluiré en este artículo pero el director del mismo me ha dicho que me pasará esos minutos cuando acabe la exposición y eso ocurrirá en una semana.

Mientras tanto, aquí os dejo las fotos de ese día.