2/21/2010

Cena de Latinos.


Anoche estuve cenando con mis compis de bailes latinos. Fué la típica cena de navidad. Si, ya sé que ha pasado un mes y medio pero es que, ya se sabe, que si este fín de semana no me viene bién a mí, que si el próximo no le viene bién al otro... En fín que se ha ido retrasando y retrasando, pero lo bueno, siempre se hace esperar.
Esta vez cambiamos de local. Cambiamos el Cantor del Jazz por La Antigua y lo bueno fué que no nos tuvimos que mover de allí. En la planta de abajo, en un pequeño y elegante restaurante, los casi veinte compañer@s cenamos muy a gusto. Éramos los únicos comensales del restaurante y aunque me imagino que a los dueños les hubiera gustado verlo lleno, nosotros cenamos muy tranquilos ya que el único bullicio que allí había, lo organizamos nosotros. Creo que es de los mejores restaurantes en los que hemos cenado como grupo.
Cuando estábamos tomando el sorbete de limón con champagne, empezamos a escuchar las primeras canciones de salsa que venían de la planta de arriba, porque allí es donde está la pista de baile. Oir esa música hizo que nos revolviéramos en nuestros asientos y con prisa para subir a bailar, pedimos unos cafés y póleos menta. Pagamos la cena (por supuesto) y subimos a bailar.
La pista se nos quedó pequeña y lo digo literalmente porque la pista es pequeña de narices y claro, si de pronto suben casi 20 personas de vez, la pista se llena. Porque además como es fácil de imaginar, no éramos los amos de la pista. Quiero decir, que la pista no era solo para nosotros y cada vez iban entrando más y más personas, aunque eso no me impidió bailar durante más de tres horas, soportando un calor...Es que el único aire acondicionado que allí había era el aire que salía de dos ventiladores que había en el suelo.
Mi opinión es que no ponen aire acondicionado para que la gente sude y beba más. ¡Anda que no son listos!
Pero la anécdota de la noche la protagonizó uno de mis pendientes. Al terminar de bailar una de las canciones, me dí cuenta de que me faltaba uno de ellos y que en vez de tener la mosca detrás de la oreja, como es lo normal, yo lo que tenía era la rosca del pendiente pegada en la parte de atrás . Me dió rabia porque me gustaban y además había sido un regalo de una amiga.
Apurada se lo comenté a mis amigos y todos empezaron a mirar al suelo intentando encontrarlo. Misión imposible por otro lado, ya que además de que había poca luz en la sala, en la pista viente parejas estaban girando y girando bailando salsa, así es que cogí la rosca y la guardé en el bolsillo.
¡Menos mal!
Llego a casa a las 4 de la mañana. Me desnudo en el salón para no despertar a mi pareja. Me voy al cuarto de baño para lavarme los dientes, hacerme la limpieza de la cara (a esas horas, sí) y lavarme un poco.
Me quito la ropa interior y ...¡Ooops! al quitarme la parte inferior, oigo que algo cae al suelo...¡el pendiente! Sí y no me preguntes cómo llegó allí, porque no tengo la respuesta.
No voy a perder ni un minuto más en tratar de averiguarlo porque lo importante es que vuelvo a tenerlo.
La noche fué estupenda y acabó bién y aquí podeis ver las fotos que lo demuestran.

2/18/2010

Kazunori...de nuevo.


Tengo un amigo chino, que en realidad es japonés, con el que empecé a escribirme hace casi tres años. Ya escribí aquí sobre él. Es un mail-artist y nos carteamos en inglés. Él me cuenta algunas cosas que hace, como su dedicación al huerto que tiene con gran variedad de vegetales (y cómo disfruta hablando de él) me dá recetas, me cuenta sus viajes, me pregunta sobre mi vida, mis viajes, me pide recetas y ya de paso, yo le cuento la mayoría de cosas que hago.
Aunque por supuesto silencio gran parte de mi vida, la verdad es que sabe tanto de mí, que si algún día lo tengo frente a frente, me sentiré como desnuda.
En las cartas que intercambiamos incluimos dibujos, recortes, fotos artísticas, fotos de viajes, catálogos, montajes, pequeñas obras de arte hechas por él y otras hechas por mí.
En la última que me envió, me dijo que coleccionaba posavasos de marcas de cerveza (de esos que ponen en algunos bares) y me pidió que le enviara algunos. Ya lo he hecho. De momento le he enviado cinco y seguiré haciéndolo.
En enero me envió un calendario lleno de fotos de japonesas vestidas con preciosos kimonos. El pasado viernes, yo le envié uno que me habían dado en Ibercaja. Ya sé que no es lo mismo pero es que, oye,no encontré ninguno con fotos de baturras.
Y así andamos, intercambiándonos objetos e información.
Con gran sorpresa, el pasado viernes me llegó de Japón un paquete lleno de variadas cajas de caramelos de toffé y un paquete de algo que se parecía a esos gusanos de maiz que también se comen aquí, pero estos "gusanos" japoneses iban envueltos en algo dulce con saber a café. Me costó probarlos, no me atrevía y cuando lo quise hacer, ya solo quedaban tres...y no estaban nada mal.
Me sorprendió recibir el paquete, pero me puse muy contenta porque pensé que en su interior encontraría unos chocolates.
Sabe, porque se lo he dicho hasta la saciedad, que me gusta el chocolate en cualquiera de sus versiones y al no ver nada de nada en el paquete, me defraudé un poquito y me pregunté: ¿Qué parte de: "I love chocolate" que tantas veces le he escrito, no ha entendido?
Por mi parte y para no ser menos que él, ese mismo día y en medio de un ataque de patriotismo, compré varios productos de aquí, de la tierra, para dárselos a conocer al japonés y quizá por casualidad o por algún extraño juego del destino, casi todo es de ¡chocolate! de verdad que no fué intencionado, tan solo es que mis pasos me llevaban hacia ellos.
A saber: Un paquete de Conguitos, una chocolatina marca Huesitos, una malla con varias monedas de euros de chocolate, un tubo de Lacasitos, una barrita de MarieLu rellena de frutos rojos, un chupachups, una barrita de regaliz de Zara, una chocolatina de Milka con almendras y una pequeña bandeja con 4 adoquines del Pilar, ¡toma ya patriotismo aragonés!. ¡Oh! se me olvidaba. También voy a incluir en el envío una postal de una baturra con el traje en relieve bordado a mano. Todo un lujo, oye. No es la bailarina sevillana ni el toro pero bueno, le anda cerca.
Me gustaría que cuando abriera el paquete disfrutara con todo lo que le envío y de paso, que cuando vea que casi todo es de chocolate, se dé por aludido y si me vuelve a enviar otro paquete, (que lo hará) incluya chocolate japonés. Con lo que me gusta a mí el intercambio cultural con otros países.
Fotos de lo que Kazunori me ha enviado, aquí.

2/07/2010

Sujetos al móvil.

Hoy he salido de casa relajada y feliz. "Agradable tarde" he pensado, pero enseguida se ha torcido porque cuando iba a cojer el autobús me he dado cuenta de que ¡oh Señor! me había dejado el móvil en casa.La tarde se complicaba para mí.
Como todos los sábados, mi pareja come con algunos amigos y pasan la tarde juntos. Mientras tanto yo hago mi vida y cuando me apetece le llamo para saber dónde está y unirme al grupo pero ¿cómo hacerlo sin móvil?
Mientras iba en el bús he estado pensando en cómo ponerme en contacto con él. Lo único que podía hacer era llamarlo desde una cabina, pero desde aquí tengo que confesar mi total torpeza en la utilización de esas complicadas máquinas.
La primera duda que tengo es si primero hay que echar el dinero y después descolgar el auricular o es al revés. Tampoco sé qué cantidad mínima de dinero hay que poner para que te permitan hablar y me siento estafada si se me traga alguna moneda y también cuando no te devuelve el cambio. Todo este rechazo que siento hacia las cabinas telefónicas supongo que vendrá de hace muuuchos años, porque ni siquiera recuerdo la última vez que las tuve que usar.
Ante tanta complicación, se me ha ocurrido que la mejor solución sería llamarle desde uno de esos locales dirigidos normalmente por africanos o marroquies y en los que solo pagas lo que gastas. El problema era que no recordaba dónde podría encontrar alguno y no podía preguntar a nadie porque no me acordaba de cómo se llaman esos locales. Cuando intentaba acordarme, la palabra que me venía a la mente era "colutorio" . Sabía que era una palabra parecida pero que esa no podía ser, así es que me he acercado a VIP'S a usar una de sus cabinas. Pero el vigilante de la puerta me ha dicho que ya no hay, que las han quitado. Cuando ha visto mi gesto de contrariedad, me ha ofrecido su móvil. Gesto que he agradecido pero que he rehusado, porque me ha dado vergüenza. Una, que es muy cortada.
De allí me he dirigido al Centro Independencia y he entrado a la cafetería dónde voy a desayunar dos veces por semana. Les he preguntado si sabían si por allí había uno de esos locales desde donde llamar por teléfono. No les iba a preguntar por un colutorio: "¿Un locutorio?" Me preguntó la camarera. ¡Siiiií, por Dios!.¡ Qué cabeza la mía! Un locutorio, eso era lo que yo buscaba. - Pues no, no sé si hay alguno por aquí cerca- me respondió.
Como conocía a la camarera, le comenté mi problema y también me ofreció su móvil (siempre se encuentra gente amable) y esta vez no lo he rehusado, iba pasando el tiempo y mi pareja se preguntaría qué me había pasado que no llamaba.
Nuevo problema a la vista. Como su número lo tengo memorizado en el móvil, no estaba segura de si empezaba por 657 ó por 659. Lo intentamos con el primero y salió el contestador. Le dí las gracias a la camarera y me fuí. No me quedaba otro remedio que usar alguna de las cabinas que pueblan el Paseo de La Independencia.
La primera que encuentro no, porque el auricular parecía que lo había mordido un perro. La siguiente tampoco porque no se podía abrir el hueco por donde salen las monedas. En la tercera no se podían meter las monedas por la rendija ya que la habían golpeado y estaba abollada. ¿La cuarta? Vale, la cuarta tampoco estaba perfecta pero he decidido arriesgarme. Con nervios he sacado dos monedas de 20 céntimos y una de 10 y las he echado. No me preguntes si primero he descolgado el auricular porque no lo recuerdo pero...¡maldita sea, se me ha tragado las monedas sin darme servicio! ¡lo sabía,lo sabía!, ¡lo sabía! ¿Por qué me odian?
Molesta, rectifico, ¡cabreada! me he dirigido al bar dónde me había encontrado con mi pareja y sus amigos los tres últimos sábados con la esperanza de que volvieran a estar allí....No ha habido suerte.
Como estaba cerca de la Plaza del Pilar he vuelto a intentarlo en las cabinas que hay allí. No sé porque, pero he pensado que al estar cerca de ayuntamiento tenían que funcionar. Ya sé que no tiene nada que ver, pero es lo que he pensado. De hecho, si que funcionaban, pero he vuelto a marcar el 657 y he vuelto a oir el contestador. Entonces he llamado a casa para que me dijeran el número correcto, no había nadie y solo he obtenido la callada por respuesta.
¡A hacer puñetas! he dicho, ¡me voy a casa!
Hacia allí me dirigía cuando cerca de los porches del mercado he visto otra cabina y por un momento he dudado de si volver a intentarlo o no, entonces me ha salido la vena aragonesa, es decir mi cabezonería y me he acercado, pero esta vez se me ha encendido una lucecita y he decidido marcar el 659 y ...¡Oh, Señor! esta vez he acertado, mi pareja ha respondido y me ha dicho dónde estaban. Mi periplo por no tener móvil, había terminado.
Estaba enfadada porque ese pequeño chisme había alterado mi vida. Porque no había sabido reaccionar y seguir como si nada y recordé lo que el mes pasado, y también por culpa del móvil, le había ocurrido a alguien muy cercano a mí.
Es artista y con una llamada al móvil había quedado a las 7 de la tarde een Vip's para entrevistarse para un proyecto artístico, con una mujer maltratada.
Hasta aquí todo normal, bueno todo lo normal que puede ser lo que a un artista se le pase por la cabeza.
Él no suele ser puntual pero ese día se esforzó y llegó cinco minutos antes y fué entonces cuando se dió cuenta de que había "un problemilla".
No se conocían, no se habían visto nunca, no sabía cómo era ella porque solo habían hablado a través del móvil y si no se conocían...¿cómo iba a reconocerla?.
Entonces pensó: "Vale no problem, le llamo por el móvil y le digo que estoy en la puerta esperándole"." ¡Uf! qué útiles son los móviles para estos casos"--pensó. Sobretodo si los llevas contigo. Porque en ese momento se dió cuenta de que se lo había dejado en el trabajo.
"¿Qué puedo hacer?" "¿Cómo puedo resolver esto?"...y entonces no se le ocurrió otra cosa que acercarse a todas las mujeres que entraban a Vip's y preguntarles: "¿Eres Natalia?". Así, una tras otra.
Algunas simplemente le respondían: "No"
Otras lo miraban pensando:"¿Esto qué es? ¿Una nueva forma de ligar?
Seguro que mas de una pensó que se trataba de algún programa de tv, de cámara oculta.
En vista de que ya eran las 7.15 y aún no había dado con ella decidió entrar en el establecimiento convencido de que estaría allí. Una vez dentro se dirigió a la zona de libros y revistas y volvió a la carga:
"¿Eres Natalia"?---No
"¿Eres Natalia?"---No
"¿Eres Natalia?"---No...
Y ¡por fín! al sexto intento..."¿Eres Natalia?"---Sí
¡Uff, por fín!... Se disculpó y le contó lo que había pasado pero, ¿cómo lo habría resuelto cuando no había móviles? Muy sencillo, tan solo le habría dicho: "A las 7 en la puerta de Vip's" y allí hubiera estado. Sín problemas.
Me negué todo lo que pude antes de tener el primer móvil y ahora no sabría estar sín él, pero quiero que siga siendo tan solo un chisme más.
Acepto que sea parte de mi vida...pero no mi vida.