9/28/2008

Mi tiempo libre.




Hace un par de semanas comencé de nuevo las clases de Bailes Latinos a las que me es difícil dejar de acudir y no es que me obliguen a ello y por supuesto, tampoco me obligo yo. Voy porque, qué quieres que te diga, me lo pide el cuerpo.
Este es mi cuarto año y hasta ahora nos han enseñado más de 200 pasos de baile. Sí, has leído bién, más de 200 pasos nos han enseñado, lo cual no quiere decir que yo los haya aprendido. Lo que sí he aprendido es a "dejarme manejar", solo en lo que a baile se refiere, por un hombre. No ha sido fácil pero durante el primer año comprendí, que si no dejaba que ellos dirigieran mis pasos, iba a ser muy difícil, por no decir imposible, que aprendiera a bailar, especiálmente porque tengo muy mala memoria para memorizar (valga la redundancia) los pasos.
Cuando el profe dice en voz alta el paso a realizar, el disco duro de mi cerebro se bloquea y solo me sale preguntar: ¿Cuál? Tengo que hacer una limpieza y vaciar dicho disco de todo el spam que he acumulado a lo largo de todos estos años.
Recuerdo el primer año, fué difícil, mis brazos eran como troncos de árbol, duros, tiesos y difíciles de manejar. Mis dedos se agarraban a los del profesor como garfios y hacerme girar era una tarea complicada para él.
Además, hay que añadir otro "problemilla" y es que girar me marea ( la naturaleza me ha hecho muy delicada) y eso sí que es un problema para bailar salsa ya que casi todos los pasos incluyen giros y giros y al cuarto giro, yo ya no sé si el suelo se encuentra bajo mis pies o encima de mi cabeza.
A estas alturas, lo de los "brazos tronco de árbol" y lo de los dedos como garfios, lo he solucionado y en lo que se refiere al mareo en los giros, como dijo Áznar en una ocasión, estamos en ello. Me he abonado a la Biodramina y las cajas de pastillas van que vuelan. Al principio me tomaba dos antes de empezar las clases pero este curso, he logrado reducir la dosis a una pastilla y con el mismo resultado, es decir, nulo.
Este año estoy repitiendo curso y no es porque sea mala alumna (que ya me imagino que lo habreis pensado) es que es el último curso para aprender y como no quiero dejarlo, seguiré repitiendo y repitiendo hasta que me canse, o se cansen ellos de mí.
He encontrado un par de novedades este año. Por un lado, se ha ampliado el horario. Ha pasado de una hora a hora y media y la segunda novedad es que, como algunas de las parejas que estaban en el grupo al que yo pertenecía hasta el año pasado, se han ido, nos han unido a las de la otra clase que tenían distinto horario. Solo los conocía de verles en las cenas conjuntas de navidad y fín de curso y eso hace que me tenga que acostumbrar a ellos. Me cuesta, soy tímida y conocer gente nueva me supone un gran esfuerzo y ahí sigo, manteniéndo cierta reserva hacia todos ellos hasta que les conozca lo suficiente para saber si puedo bromear con ellos o no.
Este es el motivo por el que no voy tan contenta a las clases, pero solo es cuestión de tiempo.
Entre los compis de este año hay una gran variedad. Están los que tienen buena memoria para los pasos de baile, los que por el contrario, tienen memoria de pez, es decir, de dos minutos y se pasan la clase filmando los pasos para estudiarlos tranquilamente en su casa, aunque los resultados digan lo contrario. Están los que tienen cierta elasticidad en cuerpo y brazos y los que parece que se han tragado un palo de escoba para los que doblar la espalda se convierte en una misión casi imposible. También están los que en su niñez se perdieron los capítulos de Barrio Sésamo en los que explicaban la diferencia entre derecha e izquierda y siempre giran en el sentido equivocado.
No voy a decir en qué grupo de los problemáticos me incluyo, quizá en todos pero aún así, acudir a clases de Latinos es una de las mejores decisiones que he tomado respecto a qué hacer en mi tiempo libre, convirtiendo los miércoles en uno de mis mejores días.
He mejorado bastante y si tengo que decir qué me falta y qué me gustaría mejorar, sería algo más de ritmo y poder realizar los pasos con cierta belleza plástica pero bueno......tiempo al tiempo.

9/18/2008

El placer de la lectura.


Uno de mis momentos preferidos (de llevarlo a cabo) sería, estar comodamente sentada escuchando música y leyendo un buen libro, un buen libro para mí, es uno que cuando lo empiece me cueste dejar de leerlo. Me imagino ese momento y me parece relajante y acogedor, aunque la verdad es que no lo vivo con la frecuencia con la que me gustaría y es que, cuando leo, quiero hacer solo eso, leer, quiero tener la mente puesta solo en la lectura y hasta ahora siempre tengo veinte temas sobre los que pensar, decisiones que tomar, problemas personales que resolver........ y así no hay manera de concentrarme en el libro. Intentarlo, lo he intentado, de hecho, hace un año me leí uno (no era el único, sí el último). El título era " El guardián entre el centeno" y me costó mucho terminarlo. ¿El motivo? ya lo he dicho, tener demasiadas cosas en la cabeza, que menos cuernos, tengo de todo.
Cuando empecé a leerlo estuve a punto de rendirme antes de terminarlo, pero no lo hice. Sería la primera vez que dejara algo a la mitad y la verdad es que cuando lo terminé, me alegré de haberlo hecho porque el libro me gustó. El problema era que por estar muy ocupada, lo leía en los pocos momentos que tenía libre y claro, de una vez para otra se me había olvidado lo último que había leído y tenía que retroceder un par de páginas.
Hay gente que le gusta leer antes de dormir y en la mesilla tienen lo que normalmente se llama "libro de cabecera", bueno, pues mi pareja tiene sobre la suya, nada menos que ¡23 libros! y todos ellos empezados.
Se supone que cada noche antes de dormirse, coge uno de ellos y lee un par de hojas. Sí, solo un par. Es que se acuesta tarde y madruga y eso hace que la lectura de esos libros vaya poco a poco. Además, no contento con tener 23 libros sobre su mesilla, hay noches que se mete El Pais (el periódico) y lo lee. Eso hace que los libros de su mesilla se eternicen allí, ahora ya forman parte de la decoración del dormitorio y empiezo a pensar que ya nunca podrán estar en otro sitio.
Yo me pregunto si realmente recuerda de qué va cada libro cuando lo coge. ¿Tendrá dudas a la hora de elegir libro cada noche? Yo lo tengo mucho más fácil, simplemente me acuesto y caigo.
Solo me faltaba tener cada noche ese tipo de preocupaciones.
De todas formas, sigo teniendo la esperanza de que tarde o temprano podré hacer realidad mi momento preferido, es decir, sentarme en un sillón cómodo, escuchando música tipo chill out y con una hermosa y entretenida historia escondida entre dos tapas duras.
Sé que ese momento llegará, quizá cuando mi espíritu esté mas relajado y mi mente solo esté pendiente de las páginas del libro y así poder disfrutar del placer de la lectura.

9/07/2008

He vuelto de Londres!!








Hi! I have just arrived without any problem.........Oh, perdón. Es que tantos días en Londres hablando inglés.........Bueno, empiezo de nuevo.
Vuelvo a abrir el kiosco y eso significa que no ha pasado nada malo , es decir, que el avión, tanto de ida como de vuelta, ha aterrizado sin dificultad. ¿Habrá sido gracias al "poder protector" de la carta de mi madre? Para el próximo viaje se la volveré a pedir prestada, por si acaso.
Han sido días de mucho caminar pero era necesario si queríamos ver todo lo que nos habíamos propuesto.
Una amiga me dió un plano de Londres con todos los monumentos, edificios y lugares más conocidos para visitar y, ¡ los hemos visitado todos! Estos son: The Tower of London, Shakespeare's Globe, The Tower Bridge y una enorme noria llamada London's Eye desde la que se puede disfrutar de una maravillosa vista de la ciudad. Hemos visitado ¡como no! The Buckinghan Palace, Eros Statue que está en la famosa plaza Picadilly Circus, (una especie de hermana pequeña de la calle Times Square en New York). Entramos y descansamos en Hyde Park, pudimos ver The Big Ben y The Parliament, Trafalgar Square, un par de iglesias (solo por fuera) Westminster Abbey and St. Paul's Cathedral. Recorrimos la zona de Covent Garden y el Soho, entramos en los muy conocidos almacenes Harrod's, donde no compramos nada (menudos precios) pero su interior nos gustó mucho, el supermercado era una pasada, cada una de sus secciones era, como dijo mi hijo, un parque temático. También vimos un pequeño altar con las fotografías de Lady Di y su novio Dodi (¡vaya con el nombrecito!) que estaban rodeadas de flores y la gente se hacía fotos allí. El morbo, ya sabes.
Por supuesto que no nos podíamos olvidar del arte y en la Tate Modern y sobre todo en el British Museum encontramos verdaderas maravillas.
Y como lugar divertido para pasar la mañana y por supuesto gastar dinero os recomiendo el mercadillo de Camden Town, el más bonito que he visto hasta ahora, el entorno donde está situado habían sido establos y el lugar lo han mantenido tal cual, precioso.
El hotel donde nos hospedamos era de tres estrellas, era grande, limpio, bonito, muy cómodo y con un desayuno autoservicio con suficiente variedad de productos como para aguantar hasta la hora de la comida. El único inconveniente del hotel (nada ni nadie es perfecto) era que en las habitaciones hacía demasiada calor y como en las camas no había sábanas, solo edredones, tuve que dormir sín tapar, además las ventanas las teníamos que cerrar por la noche ya que como estábamos en un primer piso, se oía bastante el ruido del tráfico.
Recuerdo que cuando me levanté la primera mañana, me dirigí a la ventana para abrirla y dejar que entrara aire freco y al correr las cortinas con la energía que me caracteriza, me encuentro con la mirada sorprendida, de un par de viajeros sentados en el piso superior de los típicos autobuses londinenses, cuyas ventanas quedaban a la altura de las de mi habitación. Y allí estaba yo, recién levantada de la cama, sín maquillar y con mi pijama sexy. Rápidamente, volví a correr las cortinas (en situaciones difíciles, es importante saber reacionar con prontitud) y fuí al cuarto de baño a prepararme para la laaaarga jornada que nos esperaba.
La sensación que he sentido al volver a recorrer las calles de Londres ha sido de felicidad, por hacerlo esta vez con mi familia, pero por otro lado también sentí un poco de ¿decepción?.
Lo voy a aclarar. Estuve allí con mi pareja a finales de los años 70 y el ambiente entonces, era más hippy, más autenticamente londinense. Ahora, con la globalización y teniéndo en cuenta que todos viajamos con bastante frecuencia, todo se ha unificado y nos encontramos el mismo tipo de gente. Gente de todos los paises y las mismas tiendas en Londres, en Madrid, en Barcelona o en Paris. Eso hace que las ciudades pierdan algo de su idiosincrasia, aunque de momento, los edificios todavía siguen teniendo el estilo típicamente inglés. Juzga tu mismo.