1/01/2008

Fín de año en la Haraponave.

Acabo de empezar a circular por el 2008 y espero que el recorrido sea como ir por una autopista de primera, es decir un camino sín ahujeros ni baches.
De todas maneras, aunque por las autopistas se pueda conducir a gran velocidad, yo no quiero ir demasiado deprisa. Intentaré circular por el nuevo año disfrutando de cada Km y con la ilusión de vivir nuevas experiencias. De hecho, ya he empezado a vivir la primera. Es la primera vez que he ido a un cotillón "privado". Privado por decir algo ya que en algún momento de la noche, llegó a haber unas 60 personas. Adivina cuál fué el lugar elegido: La Haraponave ( y no es el nombre de un pub). Es el mismo lugar donde el año pasado -que extraño, ayer decía, este año y hoy ya digo, el año pasado- en fín, que allí celebramos dos divertidas e inolvidables harapofiestas. El destino de este lugar es incierto y aunque supongo que la excavadora lo visitará este año, me gustaría que todavía hubiera una oportunidad para una harapotercera fiesta y esta vez, aconsejaría que se hiciera en primavera para no tener que soportar las bajas temperaturas de anoche.
La intención era preparar una barbacoa de verduras y embutidos, pero se quedó en eso......en intención. Hacía demasiado frío para estar al aire libre y decidieron hacerla dentro de la nave. Craso error. El mal uso de la barbacoa (es que el mecanismo es muy complicado) llenó la nave con tal cantidad de humo, que las personas que en ese momento estaban allí "desaparecieron" y cuando veias a alguien por entre el humo, te daba la impresión de que eran apariciones fantasmagóricas. Se hizo necesaria la apertura de las dos puertas y entonces el humo se fué, dejando paso a un frío helador que obligó a todos a cenar alrededor de una estufa de leña. Después de una cena un tanto "accidentada" y de dar la bienvenida al nuevo año con las tradicionales uvas y algo de champán, empezó el momento de los dj's. Como siempre, buena música, buenos vídeos y buenas vibraciones entre todos los asistentes, hizo que olvidáramos el frío existente. Bueno, los bailes y el alcohol también nos ayudaron a entrar en calor (a algunos más que a otros) y si no, mirar las fotos.
A las seis de la mañana abandoné la haraponave. No me importa madrugar pero me niego a ver la luz del amanecer sin haber dormido antes. Otro año más, he sobrevivido a las navidades.