10/21/2020

COSAS DE MÍ.

Una vez escuché que el cineasta aragonés Luis Buñuel, en un capítulo de su libro "Mi último suspiro" publicó una lista de cosas que le gustaban y cosas que detestaba.
Aconsejaba a todo el mundo que lo hiciera alguna alguna vez en su vida...y yo le he tomado la palabra.
Entendí que era bueno hacerlo porque, reflexionar sobre nosotros mismos escribiendo, aunque sea minimamente, sobre los motivos por los que algo nos gusta o nos deja de gustar, nos ayuda a conocernos un poco más.
Mi lista podría ser muy amplia, pero me limitaré a escribir sobre algunas de ellas.
Empezaré por las que me gustan:

Me gusta la EDUCACIÓN  y añadiría la AMABILIDAD. Hacen que la vida de los que nos rodean sea más agradable.
El CHOCOLATE en cualquiera de sus presentaciones, pero eso sí, con mucho cacao.
Me encanta llevar los labios PINTADOS DE ROJO porque me da energía, fuerza y seguridad en mí misma.
ESTAR CON LA FAMILIA porque...es como tenerlo todo.
ACTUAR EN EL TEATRO siempre me había gustado, pero cuando me ví por primera vez sobre un escenario, actuando ante tanta gente...sabía que tenía que seguir haciéndolo.
La FOTOGRAFÍA, en general me gusta. Me gusta hacer y hacerme fotos. Guardar recuerdos de cada sitio al que vamos.
MIRAR AL CIELO y emocionarme con las nubes y los atardeceres. En Zaragoza, las dos cosas son bellísimas. Los amaneceres también lo son...el problema es que no me gusta madrugar.
Los ANIMALES en general, pero de ellos, los caballos son mis preferidos. Montar en uno de ellos era mi sueño, el cual se hizo realidad en 2018.
Las REVISTAS DE MODA Y DECORACIÓN las encuentro interesantes y entretenidas. De ellas se pueden sacar muchas y buenas ideas.
El PERFUME FLOWER BY KENZO. La verdad es que gustan muchos de ellos, pero si cada uno de nosotros tenemos un perfume con el que nos identificamos...creo que el mío es ese.
EL SURREALISMO Y LA SICODELIA. Ambos movimientos los conocí a través de mi marido y fue todo un descubrimiento.
LOS ABRAZOS. Los de amor, los de cariño, los de amistad, los de consuelo, los de apoyo, los de alegría...Todos ellos son una importante fuente de energía y salud para el alma.
Me siento bien teniendo cierto ORDEN y REGULARIDAD en mi vida porque eso me aporta tranquilidad y seguridad.
IR DE TIENDAS Y VER EXPOSICIONES y aunque esto segundo no lo hago con la frecuencia que me gustaría, quizá porque en la ciudad apenas se programan exposiciones, disfruto viendo el trabajo de los artistas.
LA SERIE DE TV "LA QUE SE AVECINA" Sí, ya sé que no es precisamente una serie de culto, pero a mi me hace reír su sentido "descarado" del humor.
Me hace feliz VISITAR PEQUEÑOS PUEBLOS y ciudades grandes también, aunque lo que no me gusta es el trayecto hasta llegar al destino.
Me gusta LA NOCHE. La noche es un momento mágico para mí. No sé si será por el influjo de la luna, de hecho, creo que me gustaría poder sentir ese influjo, pero la verdad es que la noche me hace sentir más sensible y más vulnerable. La noche, como casi todo, también tiene otra parte menos poética para mi. Siento que la noche es el final de algo, bueno, en realidad es el final del día. El sueño, aunque muy necesario para el cuerpo, me parece una pequeña "muerte" 

Esta es una pequeña muestra de las cosas que me gustan y ahora también quiero compartir algunas de las que no me gustan.

No me gustan LAS BROMAS QUE HUMILLAN  a los demás. No me parece justo hacer daño a la gente para que otros se rían.
LAS JOYAS DE ORO porque me parecen demasiado ostentosas.
Me molesta muchísimo LA IMPUNTUALIDAD constante de algunas personas.
Me enfada mucho que la gente NO RESPETE LOS TURNOS DE PALABRA en una conversación. A veces tengo que exponer mi opinión a una velocidad superior a lo normal, a fin de evitar que alguien se meta por el medio, ya que en ocasiones no lo hacen para dar su opinión, sino que directamente, comienzan otra conversación.
Me da claustofobia y por eso no me gusta ENTRAR EN UN ASCENSOR CON MUCHA GENTE. Mis vecinos lo saben y cuando me ven llegar con el carro de la compra, me esperan para subírmelo. Hasta ahora todo ha ido bien, quiero decir que nadie ha aprovechado el trayecto para llevarse algún producto de mi carro...es buena gente.
No me gusta MIRAR LOS MAPAS DE CARRETERA, no los entiendo, no sé ni cómo mirarlos y aunque tampoco me gustan lo GPS y mucho menos la voz robótica que nos va diciendo por dónde ir, reconozco que me ha quitado un peso de encima.
Definitivamente LOS DEPORTES no están hechos para mi. No hablo de no ir al gimnasio, hablo de que no me gusta ver ningún deporte en directo ni tampoco verlo en tv, aunque he de decir que algo de "deporte" hago ya que desde hace casi 20 años, cada mañana hago 45 minutos de ejercicios gimnásticos pero por ser necesarios para cuidar mi espalda.
No me gusta nada, nada, QUE ME DEN ÓRDENES y no sé el motivo porque no recuerdo haber vivido ninguna experiencia que motivase mi rebeldía hacia las órdenes.
LAS CHUCHES (de ahora) no me gustan. Comparo las que yo comía de niña con las que han comido mis hijos y me he dado cuenta que los sabores y la calidad han empeorado mucho.
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS. La razón principal es que me pasa como con los mapas de carretera, que no las entiendo y por eso mismo, me falta interés por aprender.
USAR SOMBREROS. Me gusta verlos y reconozco que algunos son preciosos pero...no me quedan bien. Me siento insegura si en alguna obra de teatro, tengo que llevar algo en la cabeza.
ODIO COSER. Me aburre un montón y por ese motivo nunca aprendí a hacerlo y eso que de niña en el colegio, teníamos clase de costura...o quizá fue por eso que llegué a odiarlo.
EL COLOR SALMÓN. ¿Pero, a quién puede gustarle ese color? Sé que a algunas personas y dependiendo del tono de su piel les puede quedar mejor o peor aunque...sigo creyendo que no le queda bien a nadie. Aún así, algunos diseñadores se empeñan en que sea el color de moda algunas temporadas.

Pues aquí dejo esta pequeña confesión personal sobre lo que me gusta y lo que no, aunque para terminar quiero añadir otra que no me gusta y que no he comentado arriba. No me gusta hablar sobre mí. Puedo publicar historias reales que haya vivido y en las cuales, a veces, me he tomado la licencia de añadir alguna que otra ironía, pero en esta ocasión hablo demasiado de mí y me cuesta, porque creo que si la gente me conoce demasiado, me vuelvo más vulnerable y no estoy segura de que eso me guste. En fin...el ying y el yang.  



5/02/2017

Querido Antonio...



Querido hermano...¡cuánto te echo de menos!
Ya ha pasado un año desde que te fuiste y tu marcha sigue doliéndome como nunca pensé que me dolería.
Eras mi hermano pequeño y aunque me fui de casa de los papás cuando tú eras apenas un adolescente, siguen en mi interior recuerdos de todo lo que compartimos. Recuerdo que cuando éramos pequeños, dormíamos juntos en el sofá/cama que había en el salón y las historias que nos inventábamos hasta que el sueño podía con nosotros...o la mamá nos decía que nos callásemos. Con especial cariño recuerdo la canción que tú y yo compusimos sobre marcianos, inspirados en las misteriosas sombras que la lámpara de luz proyectaba en el techo. Todavía recuerdo la letra de canción y sé que tú la recordabas también y que incluso se la enseñaste a Lucía, tu hija.
Recuerdo que siendo todavía adolescente, fuiste el padrino de mi primer hijo y que aunque no nos veíamos con mucha frecuencia, cuando lo hacíamos, era como si nos hubiéramos visto el día anterior. Sé que la gente te quería porque eras una buena persona y un buen trabajador.
Los últimos seis meses fueron muy duros. Empezó cuando nos enteramos de que la persona que "cuidaba" de la mamá, le había robado todo lo que tenía. Tuvimos que despedirla y tú te encargaste de hacerlo y lo hiciste de una manera demasiado amable para mi gusto, pero así eras tú. Creo que no te gustaban las discusiones.
Todo lo que le ocurrió a mamá hizo que nuestra relación se estrechase ya que tuvimos que reunirnos con más frecuencia. Recuerdo una conversación entre tú y yo en tu coche, en la que me dí cuenta de que tu carácter y el mío, tenían más en común de lo que yo creía y te aseguro, que me sentí feliz.
Entonces todavía no sabíamos lo de tu enfermedad, aunque creo que tú, algo sospechabas, pues días después me dijiste que tenías que ir al médico porque no podías dormir en la cama ya que allí te faltaba la respiración. Me dijiste que no querías ir al médico porque tenías miedo de que te confirmase lo que tú creías que tenías...como desgraciadamente, ocurrió.
Solo te quedaste con nosotros durante tres meses desde que te lo diagnosticaron y la verdad es que no fueron tres meses fáciles, especialmente para ti. Sé que no lo pasaste bien, pero tengo que decir emocionada, que en ningún momento lo demostraste. En realidad, las noches que pasé contigo en el hospital, me hiciste creer por tu optimismo que te recuperarías, incluso hablaste de los planes que teníais para es verano. Yo quería creer, necesitaba creer que no nos ibas a dejar.
Hacía solo unos meses que mamá y también una prima nuestra se habían ido y no entraba en mi cabeza que tú te fueras con ellas...pero lo hiciste y fue como un mazazo en mi corazón.
Intentamos que tu estancia en el hospital fuese lo mejor posible para ti y no fue difícil, porque tú lo hiciste fácil. Aún así, nada pudo evitar que los últimos días fueran terribles para mi, porque me daba cuenta de que era verdad que te ibas.
Las dos últimas noches las pasé a tu lado junto a Merche, tu mujer y la noche que te fuiste, no la podré olvidar jamás.
Recuerdo a Merche agarrándote una mano y besándote una de tus mejillas y yo haciendo lo mismo en la otra mejilla y agarrándote la otra mano. Acariciándote la cabeza nos dijimos adiós.
 Fue muy duro y sé que me ha marcado para siempre, pero quiero pensar que fue positivo vivir ese momento si eso hizo que te fueras sabiéndote querido...porque así fue.
Te quiero y siempre te querré. Querido hermano...¡cuánto nos duele tu marcha!.



4/03/2016

Funcionaria feliz.


Cuando alguien prepara una fiesta, normalmente lo hace por algún motivo y el pasado sábado mi pareja, una amiga y yo, acudimos a una cuyo motivo era felicitar a una persona que vive en la casa donde tuvo lugar dicha fiesta y que después de unas duras oposiciones, ha conseguido...¡¡¡¡¡una plaza de funcionaria!!! y eso, en estos tiempos que corren, es para celebrarlo.
A la fiesta acudió mucha gente, mucha. Entre amigos y acompañantes de los amigos nos juntaríamos unas 70 personas. Todas con ganas de volver a vernos unos y otros y también ¿por qué no decirlo? con ganas de acudir a esa casa donde las fiestas tienen otro sentido. Nadie espera encontrarse allí fiestas "normales", porque esa casa no es "normal" y la gente que la habita, tampoco. Todo esto, dicho en el sentido más positivo. Lo "normal" termina siendo aburrido
Se nos dijo que llevásemos bebida porque comida no hacía falta...y tenían razón, los habitantes de esa casa especial habían preparado alimentos variados y hubo de sobra. Por supuesto, en una celebración de este tipo tampoco podía faltar la tarta y por suerte para mi, era grande... y de chocolate. Dos trozos me comí, pero es que estaba buenísima.
Como he dicho al principio, la plaza que consiguió es de profesora de filosofía, por eso, además de pedirnos que llevásemos bebida, también se nos pidió que llevásemos un pensamiento. No necesariamente tenía que ser un pensamiento muy filosófico, tampoco se le puede pedir peras al olmo. Podías llevarlo escrito sobre la piel, sobre un trozo de papel enganchado en la ropa o incluso escribirlo directamente sobre las baldosas blancas de la cocina con unos rotuladores que estaban allí con ese fin.
A mitad de la noche se repartieron 50 caretas con la cara de 50 diferentes filósofos y los que tuvieron la suerte de conseguir una, se la pusieron en el momento de sacar la tarta.
Momento espectacular en el que se bajó la intensidad de las luces y entonces en el salón hizo aparición la tarta con unas velas encendidas y después de que la nueva funcionaria las apagara, todos le cantamos la canción de "Cumpleaños feliz" cambiando la letra por "Funcionaria feliz", como correspondía en ese momento.
Durante toda la noche, la gente entraba y salía. Unos se iban y otros llegaban.
Pasadas las dos de la madrugada, los tres que habíamos ido juntos, mi pareja, mi amiga y yo, decidimos irnos juntos también.
Allí se quedó la casa llena de gente, en el salón, en el pasillo, en otra habitación y en la cocina, donde la gente que iba llegando, iba dejando sus pensamientos sobre las baldosas.
Al día siguiente nos comentaron que hasta bien entrada la madrugada siguió llegando gente a la par que otros abandonaban la fiesta. De hecho, unos amigos llegaron a las 4 de la madrugada y por allí todavía había gente celebrando la plaza de funcionaria. Podéis ver más fotos aquí.


9/24/2015

Corazón viajero.

"Mi corazón, mi corazón, es un músculo sano pero necesita amor..."
Bueno, esto es parte de una canción que cantaba el grupo Los Rodriguez allá por los años...bueno, no me acuerdo.
No sé el motivo de porqué, de todos los órganos que tenemos en el cuerpo, alguien decidió que fuese el corazón el que representara el sentimiento del amor.
Mira que hay órganos dentro del cuerpo para elegir, por ejemplo un pulmón, el hígado, un riñón ¿y por qué no  el apéndice? Pues nada, el elegido ha sido el corazón Bueno,  pensándolo bien, creo que no sería lo mismo. Será por la falta de costumbre oye, pero es que no me veo yo con un hígado de plata alrededor de mi cuello, fíjate. Sin embargo sí que he llevado en alguna ocasión una cadena con un corazón.
A veces decimos de algunas personas que "no tienen corazón"  y por supuesto no nos referimos a que les falte algo tan vital, sino a que no tienen sentimientos y que por lo tanto, hacen daño a los demás.
Recuerdo un amigo, profesor de instituto cuyos alumnos eran adolescentes inmigrantes y de etnia gitana y cuando les estaba enseñando fotos del cuerpo humano, uno de ellos, un africano, cuando vio el corazón y mi amigo le pregunto qué era eso...el adolescente respondió... "amor".
Cuando vemos corazones en fotografías, en ropa o en cientos y cientos de objetos, nadie piensa en ese órgano sanguinolento rojo y viscoso que todos llevamos dentro y sin el cuál no podríamos vivir.
El corazón se ha convertido en un símbolo universal que todos relacionan con eso, con el amor. ¡¡¡Si es que a todos nos sale enseguida la vena romántica!!!
Un día, no sé porqué, llegó a mis manos un corazón de un material semi rígido que me dijeron que cogiéndolo con la mano y estrujándolo te desestresabas...¡¡¡¡¡Acaso me ven estresadaaaaaaaa!!!!! Jajajajaja.
La verdad es que no lo he usado para lo que me dijeron, pero me hizo gracia y lo dejé sobre una mesa y hace unos meses mirándolo se me ocurrió metérmelo en el bolso y llevármelo conmigo a cualquier lugar que yo fuese, para que viva mis mismas experiencias.
Que salgo a tomar algo...le hago una foto, que me voy de vacaciones...le hago una foto, ¿en el tranvía?...le hago una foto. Fotos y fotos para que quede constancia de que está allí, a mi lado y sobretodo para que nadie pueda decir que yo "no tengo corazón"

7/01/2015

Distancia 7 minutos.

Me dispongo a ver una película y el caso es que ni estoy en casa ni tampoco en el cine. La peli que está a punto de empezar es gentileza de Renfe. Voy en el Intercity de vuelta a Zaragoza después de pasar casi 48 horas en Barcelona. 48 horas en las que solo hemos parado de andar para comer y cenar. Creo que no he andado tantas horas seguidas en toda mi vida.
El motivo del viaje fue ir a ver una obra de teatro a la que solo le queda una semana para estar en cartel. El título de la obra es "Distancia 7 minutos". Solo dos hombres y muy buenos por cierto. Quiero decir muy buenos actores, como hombres no tengo ni idea, ni intención de averiguarlo. La obra es muy buena, de las que te hacen pensar, de las que puedes seguir hablando a la salida.
Llegamos a Barcelona a las 10 de la mañana y mi pareja me dijo que como el hotel estaba cerca de la estación, podíamos ir andando y así de paso, parar en alguna cafetería y tomar un segundo desayuno. El primero lo habíamos tomado en casa.
Después de pagar nos volvimos a poner en marcha hacia el hotel. Hotel que según mi pareja "estaba cerca". Pude comprobar que la percepción de las distancias no es la misma para él que para mi. Tres cuartos de hora andando hasta llegar a dicho hotel y una vez en la habitación, he hecho lo que me pedía el cuerpo...¡tomar una ducha! Luis mientras tanto se fue a visitar a un amigo galerista y cuando volvió yo ya estaba preparada para recorrer las calles de la ciudad, visitar sus tiendas y a ser posible, comprarme algo.
Por ello la mañana ha sido un recorrer de calles y tiendas hasta que cerca del MACBE (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona) y viendo que ya eran casi las 3 de la tarde, nos hemos sentado en la terraza de un restaurante.
Después de comer, reponer fuerzas y descansar, hemos continuado visitando tiendas y en una de ellas he conseguido encontrar una camiseta que me ha gustado lo suficiente  como para comprármela. Contenta con mi adquisición, hemos cogido el metro para ir a visitar a los primos de Luis que viven en el barrio de Guinardó.
No hemos podido estar mucho tiempo con ellos porque ya eran más de las cinco, el teatro empezaba a las 8 y todavía teníamos que pasar por el hotel a recoger las entradas que nos habíamos olvidado sobre la cama.
Mi pareja, que es muy de buscar todo tipo de información por internet, me dijo que del hotel al teatro, según el susodicho internet teníamos un cuarto de hora andando así es que, aún nos daba tiempo para tumbarnos media hora en la cama a descansar.
Cuando salimos del hotel camino del teatro volví a comprobar que las distancias no son iguales para él que para mí, aunque esta vez la culpa era de internet que debió calcular la distancia basándose en los pasos de algún gigante. Si Luis, que tiene las piernas más largas que yo, tenía que caminar bastante deprisa, imaginaros cómo tenía que caminar yo...corriendo y parando, corriendo y parando y aún así, llegamos a las 8.30, cinco minutos antes de que empezara la obra.
A la salida, volver a caminar hasta encontrar un lugar para cenar, luego vuelta a caminar buscando una heladería que está en una bocacalle de Las Ramblas y sin sentarnos, continuamos caminando hasta el puerto donde buscamos una estación de metro para volver al hotel y la más cercana estaba en Las Atarazanas...tocaba seguir andando. Llegamos al hotel pasadas las 12 de la noche completamente rendidos. Dormimos estupendamente toda la noche y a las 10 de la mañana y después de una agradable ducha, preparamos la maleta, la dejamos en recepción y salimos para seguir pateando las calles, hacernos fotos y mirar tiendas.
La búsqueda ha resultado fructífera porque en una tienda vintage he conseguido dos vestidos por 8 euros.¡Tooomaa! y Luis un par de pantalones por 20.
El cansancio del día anterior y el de toda la mañana caminando por la ciudad estaba empezando a hacer mella así es ya tocaba buscar un tranquilo restaurante para comer y descansar lo suficiente como para seguir mirando y entrando en más tiendas. Así se nos ha hecho la hora de volver al hotel a recoger la maleta y esta vez en metro hemos llegado a la estación de Renfe.
Como he dicho, me disponía a ver la peli del tren, incluso he aceptado los auriculares que ofrecen, pero me acabo de dar cuenta de que es la misma peli que pusieron el miércoles cuando íbamos hacia Barcelona. ¿Tan mal va Renfe como para que repitan la misma película dos días seguidos?
Bueno, no me voy a enfadar, después de todo, que hayan repetido la peli me ha permitido escribir sobre mis 30 horas en Barcelona.

5/08/2015

Mi abuela Florencia.


Llevo unos días pensando en escribir sobre mi abuela, sobre una de mis abuelas llamada Florencia. Creo que ya era hora de que lo hiciera.
Falleció hace muchos años, más de 30 y aunque se fue cuando yo estaba en plena adolescencia, sigo acordándome de ella en bastantes ocasiones. La recuerdo siempre en casa, de hecho vivía con nosotros...o nosotros con ella. Cuando mis hermanos y yo nacimos, lo hicimos en su casa, en la calle San Pablo 118 porque mis padres vivían con ella, pero a los pocos años pudieron comprarse un piso (por 150.000 pesetas) y nos trasladamos allí y entonces mi abuela se vino con nosotros.
Eran esos años en los que lo normal era que los hijos se llevaran a sus padres a vivir con ellos cuando se hacían mayores. Lo de llevarlos a la residencia era una opción imposible para la mayoría, incluso estaba mal visto entre los familiares, amigos y vecindario en general, porque parecía que los abandonabas.
La recuerdo divertida, con sentido del humor, un poco irónico. Ese sentido del humor incluía a veces reírse sin maldad de mí.  ¿El motivo? pues que cuando yo que solo era una cría, me enfadaba por cualquier cosa y eso, parece ser, le hacía gracia. Que se cachondeara de mi enfado me enfurecía más y entonces los demás se divertían a mi costa. Era un círculo vicioso, la pescadilla que se muerde la cola y oye, mira que han pasado años...pues yo sigo igual. Todavía no he aprendido a tomarme en broma cuando mis amigos me hacen "rabiar" y por eso ellos insisten...
Mi abuela Florencia no era muy alta, estaba un poco gordita y no tenía muy buena movilidad. Debía tener mal la columna porque siempre caminaba torciéndose hacia su lado izquierdo.
Supongo que tuvo una vida dura, como tantas y tantas mujeres de su generación. Vivió la guerra civil teniendo ya tres hijos a los que tuvo que dejar repartidos entre familiares y conocidos, para poder huir con su marido y evitar que, en el mejor de los casos, les encarcelaran por sus ideas anarquistas.

Mi abuela Florencia era curandera y claro...curaba. Yo veía llegar gente a casa, entonces mi abuela se iba con esa persona a una habitación y allí, después de hacerle una serie de preguntas y saber bien cuál era su problema, le mandaba hacer o tomar lo que creía que le ayudaría y según tengo entendido...lo conseguía.
Sé y además lo vi con mis propios ojos, que curaba algún tipo de eccema y me contaron que un hombre al que habían desahuciado los médicos, fue curado por mi abuela y que alguien que llevaba gafas de "culo de vaso", es decir con muchas dioptrías, se llegó a quitar las gafas y pudo enhebrar agujas sin ellas.
Mi abuela no solo curaba problemas del cuerpo, también ayudaba a resolver problemas personales y aunque sea difícil de creer yo lo voy a decir, tenía la posibilidad de comunicarse con las personas que habían abandonado este mundo, personas que habían dejado su cuerpo aquí pero cuya alma o espíritu seguía estando en algún sitio, porque yo, a pesar de ser solo una adolescente cuando mi abuela nos dejó, me enteraba de muchas cosas.
Mi hermana y yo lo "sospechábamos" pero en casa no se habló del tema con nosotras hasta que ella falleció y tampoco preguntamos mucho sobre ello. Nos dijeron que lo de hablar con personas que habían fallecido no quería hacerlo, porque se quedaba exhausta después de cada sesión, pero yo veía que a mi casa iba gente de Zaragoza y de los pueblos de alrededor, que salían muy agradecidas, que volvían y que recomendaban a otras personas.
A mi abuela no le pagaban por lo que hacía, pero los que podían le llevaban alguna cosa por poco que fuese, como algo de fruta o verdura. Una vez recuerdo que incluso le llevaron un conejo vivo y del que no voy a decir cuál fue su final. Pero a mis hermanos y a mi, quien realmente nos gustaba que visitara a mi abuela era un señor que tenía un puesto de chuches y a la que después de la consulta le pagaba con una bolsa llena de chuches de todo tipo y que cuando él se iba, mi madre se encargaba de repartir entre nosotros tres. Chicle para tí, chicle para tí y chicle para tí, gominola para tí, gominola para tí, gominola para tí, chupa chups para tí, otro para tí y oh, solo hay dos...bueno, pues a cambio dos caramelos para ti...y así hasta repartir todo el contenido de la bolsa.
A veces me pregunto porqué teniendo ella la posibilidad de contactar con el más allá, no se ha puesto nunca ella en contacto con nosotros...
Esa era mi abuela, una persona que nos contaba cuentos, que nos enseñó canciones, que nos daba friegas en la tripa cuando esta nos dolía, una persona que hacía la mayonesa a mano con un mortero de madera, una persona que ayudaba a la gente a cambio de nada, una persona que cuando tuvimos la primera tv, nos decía que nos sentásemos bien en los sillones porque pensaba, que al igual que nosotros podíamos ver a las personas que salían en la tele, ellos tenían la posibilidad de vernos a nosotros en casa. Una persona que nos dejó cuando solo tenía 72 años.
Esa era mi abuela Florencia, una persona excepcional a la que a veces me parece sentir cerca...o quizá sea solo el deseo de que así sea.














2/10/2015

El Jueves a las 6. Mi primera cena.



Hace exactamente un año decidí ampliar las posibilidades para poder subir al escenario y disfrutar actuando. Por eso quise empezar a prepararme para hacer teatro en español después de estar más de 20 años haciéndolo en inglés, aunque sin dejar de hacerlo en ese idioma. Estaba segura que podría con los dos.
Un amigo me dijo que había visto en el Teatro de las Esquinas un cartel en el que se anunciaba un curso de teatro y me animó a que me apuntara, curso que dicho sea de paso, ya había empezado en octubre.
Allí conocí una profesora estupenda, bueno, ese día solo supe que ella me iba a dar las clases. Su calidad como profesora y también como persona lo fui descubriendo clase tras clase y de la misma manera me fui dando cuenta de que los demás compañeros y compañeras también eran un encanto. Desde el primer día todos fueron muy cariñosos conmigo.
Yo era nueva y los demás llevaban uno o dos años asistiendo a las clases, por eso la relación entre ellos era muy cercana. Tomaban cañas juntos, habían cenado juntos e incluso juntos habían pasado algún fin de semana en el campo.
Esa experiencia de compartir tantas cosas juntos debió de ser muy positiva, porque desde que llegué me di cuenta de que ya estaban planeando no solo nuevas cenas y un nuevo fin de semana rural, sino que empezaron a pensar en organizar una pequeña estancia en Londres.¡Ufff! .Pero durante el curso, todo lo que se consiguió hacer juntos fue tomar unas cervezas todos los jueves al finalizar las clases.
Veía tanta actividad lúdica entre ellos, que empecé a tener serias dudas sobre si me había apuntado a un grupo de teatro...o a uno de tiempo libre.
Comenzó el nuevo curso en octubre y se incorporaron nuevas alumnas, ¡ah! y un nuevo alumno, cosa de agradecer ya que los chicos escasean en este tipo de actividades y oye, ni haciendo un casting hubiéramos conseguido unos compañeros mejores. Parece que nos conociéramos de toda la vida. Generosos, simpáticos, divertidos y además desde el primer ensayo demostraron que tienen madera de actores. Se integraron en el grupo rápidamente, yo diría que más rápidamente que yo. La aceptación entre todos ha sido tal, que ya se han unido e incentivado la petición de organizar un fin de semana en el Pirineo, el viaje a Londres y lo de la cena en casa de alguien.  Las cervezas al salir de clase ya forma parte de las propias clases de teatro y pocos de los compañeros faltan a ellas...excepto yo, que fallo un montón a lo de las cervezas, pero por motivos personales míos.
Tanto han hablado de estos deseos de compartir momentos juntos, que al final nos pusimos de acuerdo para celebrar la esperada cena en casa de uno de los compis.
María ofreció su casa, su preciosa casa y el pasado viernes día 6 nos fuimos para allí todos, bueno, en realidad el grupo estaba un poco diezmado, especialmente por causa de la gripe, pero aún así, nos juntamos 16.
Llegamos sobre las 8.15 de la tarde y permanecimos allí hasta pasadas las 2 de la madrugada. La cena estaba deliciosa y fue preparada por algunos de los compañeros. Diversión en la mesa y en la sobremesa
Como es normal, durante la cena (bueno, ya empezaron antes de cenar dicho sea de paso) la gente bebió y enseguida apareció uno de los efectos que la bebida provoca en algunas personas, me estoy refiriendo a la "exaltación de la amistad" y lo demostraron en forma de discursos llenos de muuuucho amor hacia los compañeros. Todo muy dulce. Luego apareció otro de sus efectos, los "cánticos regionales" y excepto "Asturias patria querida" incluyó una gran variedad de canciones de aquella época. Canciones que casi todos habíamos escuchado en algún momento de nuestra vida.
Todos volvimos a casa llenos de energía y con nuevos planes para nuevas cenas, para el viaje a Londres y el fin de semana al Pirineo, concretamente a Villanúa. Ya me contarán.
Compañeros...¡hasta el jueves!
Para los que no os tengo en mi facebook, aquí os dejo fotos de la cena.